palabra del Señor Jesús” (Hch. 19:10). El platero Demetrio, furioso por la manera como su negocio estaba siendo amenazado por el éxito del Evangelio, dio una evidencia incontrovertible de este éxito en su discurso a sus colegas: “Pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos” (Hch. 19:26). Fue también a través de Epafras, que estaba con Pablo cuando se escribió esta
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